Private Story
Hombres de Fe
Los desfiles folklóricos en Bolivia son una forma de demostración de fe. Como contracara del despliegue colorido y barroco de las mujeres que danzan con abultadas polleras, mantas y sombreros, los varones tienen una presencia acaso más discreta a su lado, aunque no por ello menos particular e hipnótica. Cada semana, la comunidad migrante de La Paz residente en Santa Cruz de la Sierra rinde culto a la Virgen del Carmen, patrona de su ciudad natal. Y lo hacen al ritmo de la música tradicional que, por supuesto, es ejecutada durante el desfile al estilo de las bandas militares. Cada semana, una fraternidad diferente invita a la comunidad a la adoración de la virgen, el desfile y más tarde la fiesta donde se celebrará con más baile y mucha cerveza hasta entrada la madrugada. Esta construcción heterodoxa de la devoción católica es producto de siglos de sincretismo y mixtura entre las tradiciones indígenas y la religión traída por los conquistadores españoles. La música es parte esencial del ritual y son los hombres quienes llevan adelante esa tarea. Bajo el rayo del sol subtropical más impiadoso, y con ropas pensadas originalmente para las frías temperaturas del altiplano, el peso de los instrumentos y el baile que se extiende por varios kilómetros hacen de la tarea de los músicos una verdadera proeza. Si bien las mujeres son una mayoría abrumadora, también hay varones que bailan la morenada. Pueden ser guías, cuando dirigen al cuerpo de baile, o parte de un bloque folklórico. Los guías llevan los mismos colores que los bailarines del bloque, aunque usan detalles que los distinguen del resto, bastones de mando y un silbato con el que comandan el avance y los cambios de ritmo. Cada bailarín del bloque utiliza una matraca con la que marca sus pasos y la forma de esa matraca guarda relación con la identidad de su fraternidad. Así, según la actividad económica habrá camiones, muñecos, aviones o zapatos que los representen. Y allá donde los lleve la fe habrá música y baile.
* Ongoing project *