Brian Zamudio, 18 años, nada en la Laguna de Alvarado. Durante su tiempo libre ayuda a sus padres a pescar para poder alimentarse o comercializar en el mercado de mariscos de la cabecera municipal. Brian ha sido uno de los estudiantes afectados por la pandemia del Covid-19 al vivir en una comunidad sin energía eléctrica ni internet para poder realizar sus actividades académicas.
Brian Zamudio, 18 años, posa en la Laguna de Alvarado. Durante su tiempo libre ayuda a sus padres a pescar para poder alimentarse o comercializar en el mercado de mariscos de la cabecera municipal. Brian ha sido uno de los estudiantes afectados por la pandemia del Covid-19 al vivir en una comunidad sin energía eléctrica ni internet para poder realizar sus actividades académicas.
Brian Zamudio, 18 años, abre una almeja que pescó en la Laguna de Alvarado. Durante su tiempo libre ayuda a sus padres a pescar para poder alimentarse o comercializar en el mercado de mariscos de la cabecera municipal. Brian ha sido uno de los estudiantes afectados por la pandemia del Covid-19 al vivir en una comunidad sin energía eléctrica ni internet para poder realizar sus actividades académicas.
La escuela primaria México, localizada en la comunidad de Costa de San Juan, ubicada en una isla del Sistema Lagunar de Alvarado.
La escuela primaria México, localizada en la comunidad de Costa de San Juan, ubicada en una isla del Sistema Lagunar de Alvarado.
Brian Zamudio, 18 años, toma una fotografía a su tarea al interior de una vivienda de la comunidad de El Nacaste, Alvarado. Brian ha sido uno de los estudiantes afectados por la pandemia del Covid-19 al vivir en una comunidad sin energía eléctrica ni internet para poder realizar sus actividades académicas.
El uniforme de Sara Chavez, 11 años, colgado en la vivienda de la comunidad de Costa de San Juan, Alvarado. Sara ha sido una de las estudiantes afectadas por la pandemia del Covid-19 al vivir en una comunidad sin energía eléctrica ni internet para poder realizar sus actividades académicas.
Sara Chavez, 11 años, repasa sus tareas con ayuda de sus madre en la vivienda de la comunidad de Costa de San Juan, Alvarado. Sara ha sido una de las estudiantes afectadas por la pandemia del Covid-19 al vivir en una comunidad sin energía eléctrica ni internet para poder realizar sus actividades académicas.
Paisaje del Sistema Lagunar de Alvarado, en él se encuentran diversas comunidades que viven de la pesca y la apicultura, sin embargo, los servicios básicos como electricidad e internet son nulos.
Sara Chavez, 11 años, juega en la laguna de Alvarado con su amiga Maria Fernanda y Josué en la pequeña comunidad de Costa de San Juan, Alvarado. Sara ha sido una de las estudiantes de primaria afectadas por la pandemia del Covid-19 al vivir en una isla sin energía eléctrica ni internet para poder realizar sus actividades académicas.
WhatsApp de Brian Zamudio, 18 años, donde recibe indicaciones para sus tareas de manera virtual. Brian ha sido uno de los estudiantes afectados por la pandemia del Covid-19 al vivir en una comunidad sin energía eléctrica ni internet para poder realizar sus actividades académicas.
Brian Zamudio, 18 años, lanza una atarraya sobre la Laguna de Alvarado, durante su tiempo libre ayuda a sus padres a pescar para poder alimentarse o comercializar en el mercado de mariscos. Brian ha sido uno de los estudiantes afectados por la pandemia del Covid-19 al vivir en una comunidad sin energía eléctrica ni internet para poder realizar sus actividades académicas.
Alexis Zamudio, 17 años, observa la llegada de un bote desde el interior de su casa en la comunidad de El Nacaste. Alexis han sido unos de los estudiantes de preparatoria afectados por la pandemia del Covid-19 al vivir en una comunidad sin energía eléctrica ni internet para poder realizar sus actividades académicas.
Kevin Zamudio, 11 años, nada en la Laguna de Alvarado frente a la comunidad de El Nacaste. Kevin y Brian han sido unos de los estudiantes afectados por la pandemia del Covid-19 al vivir en una comunidad sin energía eléctrica ni internet para poder realizar sus actividades académicas.
Study at home, living in the one percent of Mexico
Felix Marquez
Photographer
based in Veracruz, Mexico
During the first half of 2020, 1.5 billion students around the world lost out on education because of the coronavirus pandemic.
In Mexico, about 31 million children were affected. Many had struggled to learn even before the pandemic. Around half of Mexican children and adolescents live in poverty, according to UNICEF.
Mexico’s Education Ministry provided a mix of distance-learning options, including classes online or on public television. But only about half of homes have an Internet connection. And many students rely on schools for food. The shutdown meant hunger as well as reduced education.
Brian Zamudio, 18, and Sara Chávez, 11, are among the 1 percent of Mexicans who do not have electricity at home. They live on the banks of the Papaloapan and Blanco rivers, which empty into the Alvarado lagoon in Veracruz. They don’t have computers, and even powering up a cellphone is hard work.
“We charge the phone through solar panels, and when it has some energy, we take a boat to the other side of the river to look for a signal,” Zamudio said.
Sara also had to navigate the Alvarado lagoon in search of a signal, which allowed her to submit homework and discuss questions with her teacher.
In Mexico, about 31 million children were affected. Many had struggled to learn even before the pandemic. Around half of Mexican children and adolescents live in poverty, according to UNICEF.
Mexico’s Education Ministry provided a mix of distance-learning options, including classes online or on public television. But only about half of homes have an Internet connection. And many students rely on schools for food. The shutdown meant hunger as well as reduced education.
Brian Zamudio, 18, and Sara Chávez, 11, are among the 1 percent of Mexicans who do not have electricity at home. They live on the banks of the Papaloapan and Blanco rivers, which empty into the Alvarado lagoon in Veracruz. They don’t have computers, and even powering up a cellphone is hard work.
“We charge the phone through solar panels, and when it has some energy, we take a boat to the other side of the river to look for a signal,” Zamudio said.
Sara also had to navigate the Alvarado lagoon in search of a signal, which allowed her to submit homework and discuss questions with her teacher.
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