Biography:
Alejandra Rajal is a documentary photographer born and based in Mexico. Her vision focuses mainly on creating awareness of different realities, aiming to social conscience. Currently, she works as a freelance photographer dividing her time between...
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Focus:Photographer, Photojournalist, Documentary, Assignments, Storyteller, International Stories
Covering:Latin America,USA & Canada
Skills:Research, Translator, Photo Assisting, Color Correction, Photo Editing
Durante décadas, Sinaloa ha sido el principal campo de batalla de un conflicto armado que ha dejado profundas cicatrices en su territorio y su población.
Gaviotas sobrevuelan una embarcación abandonada en Topolobampo, Sinaloa.
Ángel reza en el interior de la capilla de Jesús Malverde. Su popularidad ha crecido entre la población de un país plagado de altos niveles de corrupción.
Alejandro Sicairos, veterano periodista y director de la Revista Espejo, trabaja ahora para salvaguardar la seguridad de sus colegas mientras cubren sus historias en este complejo territorio.
La desaparición forzada en México ha sido empleada por el Estado y por el crimen organizado, operando bajo una falsa idea del control, infundiendo miedo y terror, para buscar censurar a la población.
Escombros de una mansión en la colonia Chapultepec, Culiacán. Un lugar conocido por alojar grandes casas de varias familias adineradas, sin embargo, muchas de ellas ahora han sido derrumbadas para construir locales y departamentos.
De acuerdo a la SEDENA, hay más de 9.000 miembros de las fuerzas de seguridad federales colaborando con elementos estatales y de la Guardia Nacional para salvaguardar la seguridad pública y combatir el crimen organizado en el estado.
La cicatriz que dejo la reciente operación de corazón del periodista Ernesto Martínez. Después de décadas de cobertura con innumerables historias de violencia en su ciudad, la vida le pidió hacer una pausa y bajar el ritmo.
Desde hace varios años, México es considerado uno de los lugares más peligrosos del mundo para ser periodista, superando zonas en guerra activa como Ucrania y Siria.
En medio de libros y conversaciones amenas, Marco Vizcarra hace una visita nocturna a uno de sus mentores para hablar de sus próximos proyectos e ideas. Para él, el fomento de un fuerte sentido de comunidad ha sido fundamental para hacer frente a las dificultades del pasado.
El impacto del conflicto armado en la salud mental de los periodistas se ha hecho evidente.
Los momentos de violencia vividos a menudo perduran y por desgracia, muchos carecen de acceso a organizaciones y especialistas capaces de tratar los síntomas. En consecuencia, luchan con las secuelas del trauma, intentando integrarlas en su vida cotidiana.
Melina Sandoval, activista de la comunidad Mayo-Yoreme, lucha contra la construcción una la planta de amoníaco en la bahía de Ohuira. Debido a las amenazas que ha recibio, las organizaciones de protección le han proporcionado un chaleco antibalas.
Desde niño, Ernesto Martínez, conocido como "El Pepis", se enfrentó a dificultades extremas y la vida lo llevó a convertirse en periodista de la nota roja.
Durante el primer Culiacanazo el 17 de octubre del 2019, Martínez, fue el único periodista en quedar en el fuego cruzado, permaneciendo encerrado en una gasolinera y reporteando desde ahí.
Flores adornan una pequeña tumba el día después de San Valentín en el cementerio Jardines del Humaya, reconocido por ser el lugar de descanso final de varios miembros del crimen organizado.
Los periodistas son una de las poblaciones vulnerables que han sido afectadas directamente por la Guerra contra las Drogas, ya que documentan historias de violencia pero también experimentan el trauma de la violencia de primera mano.
Durante una cena familiar, Marcos Vizcarra da de comer a su hijo.
Después de sobrevivir a un suceso traumático se desplazo como parte de un programa de protección. Su pequeño hijo tuvo depresión a raiz de esto, y Marcos le comenzó a escribir cartas para darle apoyo emocional y cerrar la distancia que los separaba en ese momento.
Marcos Vizcarra conoce Culiacán como la palma de su mano.
Hace un año, durante los bloqueos del Segundo Culiacanazo, jóvenes armados se apoderaron de su coche y sus pertenencias. A pesar de las amenazas, consiguió escapar de la zona pero su seguridad seguía siendo incierta, lo que le obligó a desplazarse varios meses.
Ahora, de vuelta en su ciudad natal, está decidido a reanudar el trabajo que le apasiona.